Advertencia de la soledad – Luz Machado

Niña, quédate sola. Cuida la casa y cuídate.
Toma llaves, monedas y este par de respuestas.
El tiempo llama afuera.
Tú vas creciendo íngrima en grave adolescencia.

No cierres puertas ni ventanas. Trabaja.
No vendrán aires malos si el pensamiento es claro.
Tu candor en él, íntegro, salva su hoja intacta,
como la mariposa la miel entre la rosa.

Tu labor pulirá toda la fuerza niña
mientras tu paz ingenua hace más leve el tiempo
que afuera esparce encima de las sienes ceniza
mientras se desraízan los más hondos recuerdos.

El de los 4 años, de abanico y pañuelos.
El de los 10 impúberes de marginales gracias.
El de los 15 ariscos y los 20 dispersos
los 25 tristes y los 30 rebeldes.

El umbral de los juegos, el patio de las risas,
el corredor del sueño, la tapia de la angustia
y el rápido regreso del viaje que no hicimos
y ese viaje perenne que ya nunca acabamos.

Ojalá aprendas sola, cada vez que yo salgo,
algo que te haga enteros el ánimo y la sangre.
Cuando llegues a este tiempo desde donde te hablo,
sea tu respuesta breve, cierta y distinta a ésta.

Por eso a ratos hago la que no quiero verte,
la que te deja sola, la que se va y no entiende.
Aunque mi sangre es tuya, la vena es diferente.
Niña, quédate sola, para que estés contigo.

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