No quise detenerte
pensaste que era el viento
la fuerza de gravedad que te empujaba
Y era el impulso mío
la sed de lo que parte
Bien puede ser
el sol tras la montaña
o la montaña en sombra desteñida
la ciudad que se esfuma en la ventana
la estela en barco convertida
el olor de los muelles
la hora cero
la caída del Dios que nos levanta
La dulzura de las manos solas
la mancha
en los pañuelos blancos
No quise detenerte
me gustabas por agua
Llévate el lobo azul
Déjame el lila pálido
Me filtro a empellones
me acoso a empujones
carrusel de confusiones
y remezones
Me codeo con los masones
detesto los blasones
No se trata de terminar en nones
ni de otra cosa más seria y profunda
que escribir a saltos y a brincos
a hurtadillas
como los ladrones
El Mar
juega con la Botella
la desnuda
la enreda entre sus patas azules
le da vueltas
Trepa
las porosas rodillas de la playa
la mece
la ensucia
enrosca
-desenrosca-
salta al cuello
la bebe
El mar
brinda con la botella
le perturba
le entierra
desentierra
¡La Botella y el Mar!
Yo te recuerdo.
En perfectas escuadras de belleza
los pájaros invaden la tarde con sus alas.
La cintura del viento
se retuerce
en los brazos fornidos de los árboles
y suspiran las hojas débilmente
por los besos que crujen en las ramas.
Es sábado.
No me hace falta más para sentirme libre
en un mundo de esclavos.
Usted
cabeza sin cabeza
idea descabellada
imprudencia de mis imprudencias
raíz de mis sonrisas
juguete de cristal
junto al martillo
Cosas
qué sólo a mí me suceden
y en las películas
“África Mía”
Hombre invisible
de palabras y gestos invisibles:
cómo me dueles
cruzas
con tus grifos abiertos
por mi sed sin sentido
Poesía de todas la épocas y nacionalidades