Las cosas insustituibles
son las que nunca tuve,
cuyos bordes no acaricié distraída
por soberbia de costumbre,
como ese collar de plata que jamás fue mío.
De noche a veces me despierta
el murmullo abrumador de las ausentes,
su no estar meticuloso que evoca
en negativo
a quien pude haber sido con su aliento,
a la que sería con su rutina.
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Soneto del juguetimiento – Julia Santibáñez
Job, el sabio, pensó pero no dijo
que lo que está de veras del carajo
es ser aquel juguete cabizbajo
del todopoderoso niño pijo,
que por deporte sopla vida a un hijo
y por ídem lo transforma en andrajo:
se divierte al voltearlo bocabajo
y verlo así, de nervios amasijo.
Al favorito Job, siendo ya viejo,
un día le arrancó lento el pellejo
llevado del capricho, el muy canijo,
y él, aunque sí débil nunca pendejo,
de rabia y miedo herido el entrecejo
se mordió la blasfemia y nada dijo.
Hecatombe – Julia Santibáñez
Los degollaron a la orilla del camino.
Carcasas huecas,
el ano agrandado con cuchillo,
el lodazal harto que moja los zapatos
de una tan roja que es bien negra.
Premonición: no tardan las moscas.
Apesta el calor sin aire,
el pelo que tembló de miedo.
Un dios que sabe de soberbias
recibiría, encantado, esta ofrenda.
Oscure siendo – Julia Santibáñez
No sé qué tarde estoy mirando
en la ventana, bien callada.
Ayer nos despedimos,
como siempre.
Cuando me fui y sonreías satisfecho
supe que voy a violentar esta armonía.
Es que de veras siento que me ahogo
y cada vez tu abrazo es más estrecho.
No puedo decir no,
pero me ahogo.
Qué ironía,
el giro que le espera a nuestra historia
fugaz que pudo ser más de lo que fue.
Y aquí estoy
pensando en la tarde que cae
en la ventana, bien callada.
Ayer nos despedimos,
como siempre,
y hoy que sé lo que no esperas
pienso que tampoco yo sé
qué noche estoy mirando
en la ventana.
Oficio de poeta – Julia Santibáñez
Nada en esta isla tiene olor familiar.
No reconozco el verano.
Busco verbos para habitar su vastedad,
adjetivos para este fruto, el río generoso,
aquel atardecer.
Digo casa y le nace otro sentido.
Mañana y lo mismo,
tigre, Dios, nosotros, oleaje.
El rojo aquí es más rojo,
se le han sumado anhelos.
Estreno cada una de mis voces.
Juego de planos – Julia Santibáñez
Éramos líneas paralelas.
Ahora mismo,
venturosa intersección.
Entre almohadas – Julia Santibáñez
Amo
toco el fondo de mi carne fiera.
Sobre el lecho inflamado y en silencio
te necesito
eterno de quien ignoro el nombre.
Tras mamar el pecho suave
el niño llora
siente no sé qué hambre callada.
Como a él, a mi otra carne
insaciable
le apeteces.