Este fulgor del alma, esta ternura
que me nace en el pecho y que me eleva
en ascensión de pájaro que lleva
fuego en sus alas, gracia en su premura,
tiene la luz incierta, la hermosura
arrebatada y dulce que Dios nieva
para que yo la sufra y me la beba.
Pero antes Dios, el mismo Dios la apura.
Soy pájaro y temblor, estoy desnudo
entre el estío de la gloria agudo
que pasa por el alma y la encandece.
Tengo fuego en mis ojos y en mis venas
y conservo mi hueso humano apenas.
Oh plena gracia de otra luz que crece.