Los albos copos que al caer se mecen
en el aire, por fuerzas agitados
de misterioso amor, arrebatados
giran y en torbellino desparecen.
Los ámbitos se cierran y oscurecen
y escuchan los oídos angustiados
en las tinieblas gritos apagados
que, llegando hasta el alma, la estremecen.
La voz de la creación por el caos vuela
y algo divino nace: blanca forma,
fantástico ideal va contorneándose,
que en mujer sobrehumana se transforma…
y mientras yo la invoco, ella, alejándose,
con su mirada el corazón me hiela.