Que no me coma la envidia,
la peor enfermedad;
que no sepa de venganza
ni aun cumpliéndose en justicia;
que guardián no sea el odio
de una apagada alegría;
que el rencor no me empobrezca
a la hora del balance.
Y que todo sea así
no para ganarme el Cielo
sino por que vuele en paz
mi ceniza en el olvido.
Qué atinado has estado en tu elección.
Qué preciosidad.
Qué buena persona, qué sencillo y bonito expresa sus últimos deseos y qué nobles son.
Todo un ejemplo.
Te leo muy gustosamente.
Un abrazo.
María.
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Muchas gracias por tus comentarios, siempre son muy bien recibidos.
Un abrazo también.
Ricardo.
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Gracias también a ti.
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