No debe ser casualidad
que aparezcas siempre
en otro tiempo y en otra distancia,
ajena a lo que ocurre en el momento.
Parece que la vida te coloca justo ahí
donde las cosas no se caen, no desaparecen,
solo se mantienen impasibles
a los amores que no tienen que ver contigo.
Dime, ¿cómo es posible que aún te lleve
aquí atravesada en el estómago
y me robes el aliento que ya nunca más te roza?