Dios del amor – Luis Antonio de Villena

Podrías ser la vida, pero está muy lejana.
Ni siquiera engañarse resultaría fácil…
La imperfección y el tiempo –la vida– nos separa.
Así es que tú también eres muerte de nuevo.

Hermosa muerte dulce, cuerpo de belleza
perfecta, plenitud, gracia, vida, muerte absoluta.
Y su risa de ensalmo era también la muerte,
y ayer la muerte rubia, y la forma soberbia

de contundente oro, y el sexo y la mirada.
Todo muerte. Su longura de río, el alhelí que
palpas, la humedad de los labios, la penumbra,

el olor suave de su piel y las rosas… Muerte todo.
Fríos mis labios ya de besar tanta muerte,
desnudo y solo, espero la nada o el engaño

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