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EN tu cuerpo otear – Jesús Munárriz

En tu cuerpo otear
caminos de la noche.
Perder el rumbo voluntariamente
y descubrirlo en tus palabras.
El vellocino de oro,
en tu vientre buscarlo.
Dejar para tus labios
la anunciación gozosa de El Dorado;
para tus manos, mi melancolía.
Interpretar tu risa y tus silencios
desde esta orilla del presentimiento.
Descansar en tus ojos
mis ojos, intentando
encontrar un sentido al tiempo y a su paso.

Todo se compra, todo se vende – Jesús Munárriz

La sinecura, la escultura,
la tortura, la pintura,
la impostura de la hermosura,
la escritura, la dulzura,
la hartura, la dictadura,
la basura, la frescura,
la futura vividura,
la locura, la cultura,
todo se compra, todo se vende,
todo se vende, todo se compra,
todo pasa la factura.

La jerarquía, la teoría,
la trapería, la soltería,
la pía arpía, la carestía,
la rebeldía, la amnistía,
la satrapía de la hidalguía,
la sodomía, la monarquía,
la minoría, la mayoría,
la epifanía, la poesía,
todo se compra, todo se vende,
todo se vende, todo se compra,
todo es pura mercancía.

La excitación, la devoción,
la confusión, la alienación,
la integración en la emoción
y en la insubordinación,
la opción a la información,
la perversión de la inflación,
la erudición, la inquisición,
la unión, la acción, la razón,
todo se vende, todo se compra,
todo se compra, todo se vende,
todo es pura transacción.

La autoridad, la necedad,
la edad, la nacionalidad,
la obesidad, la caridad,
la oblicuidad de la verdad,
la potestad, la santidad,
la bondad, la virginidad,
la libertad de la entidad,
la amistad, la realidad,
todo se compra, todo se vende,
todo se vende, todo se compra,
todo es contabilidad.

El sermoneo, el cosquilleo,
el veraneo, el bombardeo,
el trofeo del gineceo,
el gorjeo del corifeo,
el cotorreo, el ajetreo,
el choteo del bloqueo,
el aporreo, el manoseo,
el jadeo del himeneo,
todo se compra, todo se vende,
todo se vende, todo se compra,
todo es puro trapicheo.

La infancia, la adolescencia,
la elegancia, la decencia,
la importancia, la competencia,
la constancia, la paciencia,
la Francia de la resistencia,
la jactancia de la inconsciencia,
la tolerancia de la impotencia,
la concordancia de la ciencia,
todo se compra, todo se vende,
todo se vende, todo se compra,
todo es pura transferencia.

Será mejor así… – Jesús Munárriz

Será mejor así.
Tu rostro eternamente trenzará entre mi pecho
inéditos cordajes,
se mantendrán tus manos taumaturgas,
y en tu ritmo no habrá jamás monotonía.
El color de tus ojos siempre será distinto,
y el sabor de tu piel,
y el de tu boca.
Jamás será rutina desnudarte
ni ver cómo te ocultas.
Porque no te atreviste
a romper con tu mundo cotidiano,
no será nunca el nuestro cotidiano,
rutinario y monótono.
Cada cual vivirá a solas su jornada
y en vez de soportarnos mansamente,
yo haré literatura entre otras cosas,
y tú no sé qué harás, fuera de mi memoria.

Fugaz retorno – Jesús Munárriz

Volver a la ciudad lejana de la infancia,
par entre pares otra vez,
recobrar aquel puesto hace tiempo perdido,
ámbito acogedor en días fríos,
tejido de costumbres y de complicidades.
Rememorar rincones olvidados,
rostros desdibujados, calles, nombres,
maneras y expresiones.
Borrar tanta distancia en unas horas
de feliz reencuentro.
Pasear por aceras familiares
y jardines que siguen
alzando aquellos árboles
que la memoria guarda en dulces entresijos.
Ser otra vez aquel que fue, que fuiste,
página ya pasada de una historia
que te trajo hasta aquí,
hasta este día,
niño por unas horas
en tu vieja ciudad,
en el fondo la misma, pero tan diferente,
y partir, partir pronto,
recobrar los quehaceres de otro mundo
lejos de estos paisajes que evidencian
con su presencia brusca
su diario desgaste, el paso de los años,
al tiempo que tu propio deterioro.

Me has dado tu dulzura a borbotones… – Jesús Munárriz

Me has dado tu dulzura a borbotones
en días desolados,
me has regalado el beso y el saber
secreto de tus labios,
has sabido calmar entre tus dedos
mi guerra y mi pasado
e interpretar mis gestos de náufrago
y ofrecerme tus brazos;
has puesto espliego y laúdano en mis días
y jengibre en mis noches,
me has regalado sensatez, locura,
justo medio y derroche,
has abierto tu historia a mi designio
y tu esfuerzo a mi goce
y la melancolía de tus párpados
a mi dolor de hombre.
Por eso, aunque el futuro sea incierto
como incierta es la lucha,
aunque el tiempo cínicamente exhiba
su condición de nutria
y las procacidades alardeen
de la desenvoltura
con que han urdido inmemorablemente
la historia, esa gran puta,
lo que me has dado tú, pese a quien pese,
que, es y será mío,
y lo que yo te di, caiga quien caiga,
tú lo llevas contigo,
y tiene un nombre, que es amor, y hoy dejo
constancia por escrito
de lo hermoso que fue, profundo y tierno
haberte conocido.

Por eso estoy en las palabras… – Jesús Munárriz

Por eso estoy en las palabras.

Porque el silencio vive si la palabra calla
y el olvido se extiende donde el amor deserta,
y de las mordeduras gozosas o crueles
sólo queda la huella que arrancan a las prensas.

Por eso estoy en las palabras.

Porque el cerezo da sus frutos sin saberlo
y sin saberlo el cáñamo presagia las banderas,
pero el hombre conoce que entre nada y la nada
sólo puede dejar unos vocablos limpios.

Unos vocablos limpios o una voz iracunda
que arranque el velo hirsuto donde se oculta el sueño,
porque sólo la voz, las palabras perduran
cuando embebe la helada la luz de los tejidos.

Por eso estoy en las palabras.

Porque a pesar de todo, contra razón, salvado
queda el que dijo. Y nada,
contra razón también, queda del que calló,
sino el molde vacío de su materia muda.

Por eso estoy con las palabras y por eso
redescubro un sentido al sinsentido en ellas
y repito sonidos que heredé sin quererlo
y es mi roce en su uso mi paso por la historia.